Comentario y evaluación
La materia de Filosofía fue, sin duda, una de las más enriquecedoras del curso. No solo me permitió conocer a fondo a autoras y autores fundamentales como Graciela Hierro, Paulo Freire o Perea, sino que también me llevó a reflexionar sobre mí misma, sobre mi papel como futura docente y sobre el tipo de educación que deseo promover. A través de las lecturas, los debates, los talleres y las actividades, pude entender que la filosofía no es algo lejano o exclusivo de los grandes pensadores, sino algo que está presente en nuestra vida cotidiana, en las preguntas que nos hacemos, en las decisiones que tomamos y en cómo nos relacionamos con los demás.
Lo que más valoro de esta materia es que conecta el pensamiento con la acción, y que no se queda en lo teórico, sino que propone una práctica viva del pensamiento crítico, creativo y ético. Me ayudó a fortalecer mis habilidades para dialogar, cuestionar, argumentar y comprender diferentes puntos de vista, algo fundamental en cualquier contexto educativo.
Además, me hizo pensar en la urgencia de llevar la filosofía a las aulas desde edades tempranas, porque los niños también piensan, sienten, se preguntan y merecen ser escuchados. Ojalá existan más espacios como este en la formación docente, donde podamos aprender a pensar y a enseñar a pensar.
Evaluación
Personalmente, le doy un 10 a esta materia, no solo por el contenido abordado, sino por el impacto real que ha tenido en mi formación como estudiante y futura docente. Puedo decir con toda seguridad que, de todas las materias que cursé este semestre, Filosofía fue la que más me dejó conocimientos valiosos, aplicables y memorables. No se trató simplemente de aprender conceptos para una evaluación, sino de construir un pensamiento crítico, cuestionador y sensible ante el mundo que me rodea.
Gracias a esta asignatura, ahora me siento preparada para responder y dialogar sobre los temas filosóficos que vimos en clase, y lo más importante: puedo hacerlo con argumentos sólidos, convicción y desde una comprensión profunda, no superficial. Me llevo aprendizajes significativos, clases que se me quedan grabadas no solo en la memoria, sino también en la conciencia, porque invitan a actuar con ética, empatía y compromiso.
Como futura docente, me emociona la idea de poder aplicar lo aprendido. Me encantaría que la filosofía se integrara desde las primeras etapas educativas, no como una materia opcional o secundaria, sino como un eje que ayude a los niños y niñas a pensar por sí mismos, a cuestionar, a buscar el sentido de las cosas y a imaginar un mundo diferente. La filosofía no solo forma intelectos, también forma personas con conciencia social, con capacidad de diálogo, con sensibilidad ante la injusticia.
Además, uno de los momentos que más valoré fue tener la oportunidad de asistir a conferencias como la de la Escuela Zapatista, donde no solo aprendimos de una persona experta en términos académicos, sino de alguien que habla desde la experiencia, desde la lucha, desde la realidad misma. Eso fue muy valioso, porque me permitió ver que como docentes no solo enseñaremos conocimientos, sino que nos enfrentaremos a contextos difíciles, realidades complejas y futuros inciertos.
Este tipo de encuentros me reafirma que la filosofía debe mantenerse viva dentro y fuera del aula, y que necesitamos más espacios como este: donde se valore la palabra, la experiencia, la crítica y la esperanza. Estoy profundamente agradecida por haber cursado esta materia, y espero, en un futuro, poder transmitir lo aprendido con mis propios alumnos, generando espacios donde pensar sea una forma de transformar.
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